Punto de fuga

Escapé por el único lugar posible. No sé dónde están las tres puertas que (se supone) se debieron abrir después del último portazo. Tan sólo encontré un puntito en el centro del cuadro. El panorama se pinta complicado a pesar de haber recuperado la visión panorámica. Huí por donde se aleja el tren, busqué el camino. Como una polilla, horadé un agujero en el lienzo y ya me encuentro al otro lado.

No me consuela, después del próximo mal enfoque (de gente acomodada y acomodadiza) volveré a estar atrapado en la realidad inmóvil de un nuevo encuadre. La perspectiva cónica no alberga más oportunidades, oculta los reversos del poliedro. Algún día admiraré la grandeza de la visión isométrica, de una buena visión nocturna o de una realidad coherente, quizá justo antes de la pérdida de la retina, o la paciencia.

Cambiarán las modas, los colores, las técnicas, el jurado, el órgano convocante y los premiados. Mientras se reproduce la anomalía, muchos, permaneceremos en las fisuras, en la sombra, en la grieta del muro, en el lado oculto de tu perspectiva.

Pero me alegro al comprobar que tras muchos avatares mantengo mi punto de fuga, esto nadie me lo arrebatará, mientras conserve el ángulo de mis ojos.

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