Estaba Diógenes tomando el fresco bajo la higuera, por la época en la que mantenemos el sayo pero empieza a hacer calor y los matojos parecen agostarse. Pasaba por allí un magistrado, de los más tontos que en los últimos años había nombrado la Asamblea.
- Buenas tardes ya, amigo filósofo.
- Ni es buena la tarde ni soy filósofo cuando a mi interlocutor le cuesta entenderme por falta de entendederas – le responde sin mirar y con acrimonia.
- ¡Vaya! Te noto un poco afligido ¿qué te ocurre? Bien sabes Diógenes que de tu bienestar depende en parte el bienestar de la ciudad.
- El perro ha muerto, no puedes ayudarme.
- Lo siento, si fuera un pariente podría ayudarte con los gastos del funeral, como es perro podrás consolarte con la manada que siempre te acompaña.
- No era un perro cualquiera, era el blanco de pelo lacio, mi gran amigo desde hace más de quince años, cómete tu dinero a la inversa.
- ¿Qué has hecho con el cadáver?
- Tengo un plan para comérmelo.
- Siempre con tus bromas –dice el magistrado con incredulidad.
- No es broma, ¡estúpido! – responde Diógenes haciendo el amago de irse.
- ¿Estás loco? ¿Cómo vas a comerte a tu perro? Darás más que hablar y no te lo van a perdonar en esta polis provinciana.
- Lo de dar que hablar me la sopla, lo de perdonar también mientras no me obliguéis a ser como vosotros. ¿No pone en ninguna de vuestras leyes que las funciones y elección del magistrado es incompatible con la estulticia sin acreditar?–con ironía.
- Mira que no es la primera vez que te destierran.
- ¡Cómo voy a comerme a mi perro! ¿Me crees de vuestra ralea?
- ¿Entonces?... –interpela el magistrado con renovado interés.
- ¿Ves ese arroyo que viene de la dehesa por cima de la ciudad? Pues para mi perro y para mí es el Aqueronte, ayer adopté el papel de Caronte y lo enterré bajo un madroño que planté tiempo atrás. Así de simple es mi plan –sentencia Diógenes con media sonrisilla.
- ¿Y? ¿Dónde está el banquete?
- ¡En tu cama con tu esposa! – insultante y cabreado por tener que explicarlo todo.
- No faltes que te arresto, aunque digas verdad – dice el magistrado en tono policial.
- Si es verdad no es faltar, es iluminar –con aire filosófico. El banquete y la borrachera será el próximo otoño, será cuando ingiera a mi perro transmutado en ricos madroños. ¿Te suenan los términos energía y vida? Pues su hálito de vida formará parte de mi vida, así funciona el cosmos, pero dudo que llegues a entenderlo.
¿Sabes algo de filosofía oriental?
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