Fluir con...

Pocos sitios hay tan extraordinarios como la junta de dos ríos. El encuentro, la junta, suelen ser los topónimos utilizados en los mapas topográficos para ubicar la confluencia de los ríos, en ese punto en el que se dibuja la letra "Y" de la convergencya. Como el poeta, ante la imponencia de la naturaleza es fácil abstraerse en simbolismos del pensamiento.

El agua que es el elemento constituyente de la vida, nos demuestra un vez más que no para quieta, que fluye, que tiene un camino inexorable de encuentros y desencuentros. El arroyo de aguas salinas dulcifica su caudal con el encuentro con sus vecinos. El torrente se vuelve calmo y el gélido, tibio. Al final, todos los caudales mueren mansos.

Ahora que todos quieren in-fluir, que es como fluir dentro de, cegados por el poder de incidir; nadie repara en la grandeza de con-fluir y hacer parte del camino juntos. Prefiero fluir con y dejar fluir el río, pero sin perder mi condición de canto rodado.

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