Lo que vale un pero

Los del norte nos imponen sus cuentas y sus equilibrios presupuestarios, nos dicen cómo debemos ser ricos en nombre de San Adam Smith. Por supuesto, lo suyo vale más que lo de los demás. ¿Y qué hacemos los mediterráneos? Asumir sin rechistar, ser más papistas que el Papa y hacer reverencias al último gran dogma, la última gran mentira.

Hagámosles saber lo que vale un pero.
Replantemos nuestras huertas con manzanas, peras, melocotones, naranjas, nísperos, alcachofas, lechugas, habas, zanahorias, tomates, cebollas y ajos... sobre todo muchos ajos. Que sepan lo que vale un pimiento, cuando sus entramados comerciales y sus marinas mercantes dejen de existir. Que aprendan la dependencia del terruño y de los ríos. Pero, ¿cómo vamos a enseñárselo? si nos lo han hecho olvidar.

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