La cotización de la Maldad

Lo que te voy a de decir, joven, no es ninguna película americana ni está tan lejano como nos hacen creer, esto ocurre en el ámbito local, en tu ciudad, en tu barrio. Todo esto me contó un indigente, le creí, sus ojos no mentían. Con mucha ironía, dijo así:
Hoy como ayer, los trabajos mejor pagados son los trabajos sucios. Cómo es posible que la maldad esté en tan alta estima, cuando todos creemos, por lo menos los tontos como yo, que la malicia, la extorsión y la corrupción son actividades perseguidas y marginales.
A poco que uno abra los ojos observará que las actividades más lucrativas son las que nuestra moral condena. Será por una cuestión de mercado, si somos pocos los malos, hay demanda de malos, entonces las leyes del mercado encarecen la maldad reservándole suntuosos emolumentos.
La corrupción inmobiliaria, los sobornos políticos, la extorsión, las mafias de la droga y la prostitución, la detentación del poder político y religioso, la usura, el tráfico de armas y la contaminación del medio ambiente... son las actividades más rentables de nuestra sociedad. Y para más inri, los que hacen estas cosas tienen nombres y apellidos conocidos. ¿Y dónde está la justicia penal o moral? ¿y la famosa autoridad competente?. O son más bobos que yo, o están implicados por acción o connivencia. O quizá no existe nada de lo susodicho y estoy alucinado. Seguramente sea esto último. En cualquier caso, creo que las leyes del mercado inciden en la oferta y demanda de maldad tanto como en la oferta y demanda de patatas. Por ello, animo públicamente a la población a hacer el Mal, a desoír a la conciencia y hacer cuantas fechorías sean posibles, de este modo la cotización de Maldad en el mercado bajará estrepitosamente, valorándose en su justa medida la Bondad. Los buenos dejarán de ser los tontos, acabándose con el capitalismo y el trapicheo. [Año 1999]

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